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martes, 14 de mayo de 2013

La denominada "Industria de la Música" y la Descarga On Line



A partir de la digitalización de los contenidos musicales, la posibilidad de transportarlos a través de redes (internet) y descargar contenidos desde los confines más remotos del mundo (siempre cuando se disponga de los medios necesarios, desde ya); la industria de la música enfrenta importantes desafíos que obligan a reconsiderar su estructura de funcionamiento.

La reacción primera de los dueños de la música (que por lo general, attenti pebete, no son los músicos) fue perseguir a quienes cargan y/o descargan contenidos musicales por Internet.


Cualquier ser humano con la mente no tan estrecha sabe, percibe o intuye que prohibir la carga/descaraga de contenidos por la web es inútil, difícil y costoso. La humanidad avanza a paso firme, como un gigante mamífero que no ve ni escucha, pero sabe dónde va… serán los arqueólogos de la historia quienes encuentren bajo sus huellas los restos de aquellos ludistas de la música que osen en parapetarse ante el inexorable devenir.


Para desentrañar el fenómeno que nos convoca, cabe realizarse unas primeras preguntas: quienes integran la industria de la música?. Quienes perciben ingresos por la venta de música no en vivo?

En primer lugar, y no ubicados allí por su participación en los ingresos, quienes la hacen… los músicos. Estos aportan sus talentos creativos para producir el contenido musical.

En segundo lugar, quienes producen dicho contenido, que nos es otra cosa que los que aportan el cash y que finalmente termina siendo el dueño del producto.

En tercer lugar quienes distribuyen ese contenido.
Y no seguimos detallando personajes del medio para que el estimado lector siga prestando atención a lo que queremos narrar; pero sepa que este resumen didáctico simplifica en gran medida las situaciones observadas en la vida cotidiana. Incluso muchas veces los roles enumerados (músico, productor, distribuidor) se entremezclan entre si, se confunden y/o se interponen nuevos jugadores.


Cuando el consumidor compra esa música no en vivo, en cualquiera de sus formatos (CD, descarga, casette, vinilo, etc.), el precio de venta de distribuye entre las partes que participaron en la producción del mismo.

No vamos a discutir aquí sobre cómo se distribuyen el resultado de los ingresos, es decir, cómo  se retribuye el aporte realizado por cada parte. Tampoco cuál es la modalidad conveniente para la producción y distribución de contenidos musicales (sellos independientes, autogestión, industrias discográficas, etc).

Muchas veces cuando se refiere a cómo afecta la irrupción de Internet y la descarga on line a la industria de la música se simplifica el análisis diciendo: “el músico tiene que cobrar por lo que hace!” (y un imaginario músico, nacido en el país de España, seguramente espetará un bufido de difícil entendimiento para quien puedo oirle: “enhorabuena… ahora que te quedáis sin $$$$ te acordáis de nosotros?”).


Estimados lectores, no sabemos que depara el destino con respecto a la denominada “Industria de la Música” y no queremos arriesgarnos en un terreno que desconocemos.

Sabemos que aquellos que viven de la música (sea el mismo músico, el productor o el distribuidor) enfrentan grandes desafíos.

Solo haremos una confesión sobre nuestros pensamientos y una promesa a futuro.

La promesa: indagaremos sobre este tema, para verter futuras apreciaciones con un poco más de conocimiento sobre el tema que aquí ventilamos y sobre el cual opinamos por el mero conocimiento de parte.
Y la confesión: sospechamos que son las  nuevas generaciones de músicos quienes estarán mejor preparados para enfrentar el nuevo contexto y hallar las soluciones,  puesto que son ellos quienes, en las condiciones que sean, nunca dejarán de expresar sus sentimientos a través de la música.
La Orquesta Delio Valdez, consciente o no de ello, es parte de esa nueva ola... no queda otra que surfiarla y en eso estamos!.